
Jiamusi, una ciudad vibrante en la provincia china de Heilongjiang, ofrece un tesoro escondido para los amantes de la historia y la naturaleza: el Templo de la Felicidad Eterna. Este templo budista, también conocido como Yongshou Si, no solo impresiona por su arquitectura tradicional sino que también se encuentra rodeado por un paisaje natural que parece sacado de un cuento de hadas.
Construido en 1648 durante la dinastía Qing, el Templo de la Felicidad Eterna fue inicialmente una humilde pagoda construida para conmemorar a los antepasados del clan local. Con el tiempo, se expandió y adquirió su forma actual gracias a la generosidad de donantes locales y la devoción de los monjes budistas.
Al entrar en el templo, te encontrarás con tres impresionantes salas: la Sala del Buda, la Sala de Guanyin (la diosa de la misericordia) y la Sala del Mañjusri (el bodhisattva de la sabiduría). Estas salas están adornadas con estatuas de madera meticulosamente talladas que representan a los distintos Buda y Bodhisattvas. Los colores vibrantes y el aroma a incienso crean una atmósfera de paz y contemplación que te invita a dejar atrás las preocupaciones del mundo exterior.
Pero la belleza del Templo de la Felicidad Eterna no se limita a su interior. El templo está ubicado en lo alto de una colina, rodeado por un bosque de pinos centenarios. Desde la cima de la colina, puedes disfrutar de vistas panorámicas de Jiamusi y sus alrededores.
Nombre | Descripción |
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Sala del Buda | Contiene una estatua gigante de Buda sentado en posición de meditación, flanqueada por sus dos discípulos principales. |
Sala de Guanyin | Esta sala está dedicada a la diosa de la misericordia y la compasión. Se dice que las oraciones hechas aquí se conceden con más facilidad. |
Sala del Mañjusri | El bodhisattva de la sabiduría reside en esta sala, representada por una estatua con un libro sagrado en la mano. |
¿Sabías que…?
El Templo de la Felicidad Eterna alberga una colección única de textos budistas antiguos y manuscritos caligráficos. Algunos de estos documentos datan del siglo XVII y ofrecen una valiosa ventana a la historia del budismo chino.
Si buscas un lugar tranquilo para reflexionar, conectar con tu lado espiritual o simplemente disfrutar de la belleza natural, el Templo de la Felicidad Eterna en Jiamusi es una parada obligatoria.